Los riesgos de tener un diente fracturado

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El cuidado de nuestra boca es esencial para disfrutar de una buena salud y una bonita sonrisa. Muchos son los problemas que pueden surgirnos en el camino, entre ellos la fractura y fisura de alguna de nuestras piezas dentales. Estas fisuras o grietas pueden ser difíciles de detectar, especialmente cuando se encuentran bajo las encías. Fracturarse un diente es algo bastante común, puesto que son muchas las causas que pueden afectar a sufrir esta afección. Veamos cuáles son.

Síntomas de un diente fracturado

Uno de los primeros síntomas que padece una persona cuando tiene un diente fracturado es el dolor al consumir ciertos alimentos. Este dolor es diferente al de otras patologías dentales, como pueden ser las caries o los abscesos, puesto que el dolor no es constante, sino que se manifiesta al masticar de manera concreta.

Por desgracia, la incidencia de fisuras en piezas dentarias parece estar aumentando. Una de las hechos que influyen es que las personas están viviendo por más tiempo y por tanto, mantienen durante más tiempo sus piezas dentales. Como resultado de ello, los pacientes necesitan procedimientos endodónticos que eliminan mayor estructura dental, dejando piezas con mayor susceptibilidad a estas fisuras.

Otro de los aspectos relevantes es el estilo de vida de las personas, quienes están viviendo con un mayor nivel de estrés hoy en día, lo que puede llevar a adquirir hábitos que favorezcan la aparición de las fisuras, tales como rechinamiento, apretamiento y bruxismo. Últimamente los profesionales bucodentales son más conscientes de la existencia de las fisuras y, por ende, diagnostican mayor número de las mismas. Por suerte, muchas de estas piezas agrietadas pueden ser salvadas. La clave para poder salvar estas piezas es conocer los signos y síntomas que identifican la fisura de manera precoz, justo al comienzo de la misma.

¿Cómo sabemos si tenemos un diente fracturado?

Las piezas dentarias con grietas y fisuras pueden presentar un dolor confuso, puesto que solo se manifiesta al masticar y cesan cuando desaparece la fuerza masticatoria. Esta ida y venida del dolor puede presentar dificultades en el paciente a la hora de explicar esta sintomatología.

El dolor puede surgir ante fuertes cambios de temperatura, especialmente con el frío. Los cambios de temperatura extremos hacen que los dientes se expandan y se contraigan. Con el tiempo, las grietas microscópicas pueden desarrollarse, permitiendo que las sensaciones de frío o calor lleguen a los nervios de debajo del esmalte del diente.

Normalmente las radiografías no aportan ningún tipo de información para diagnosticar esta patología. A menudo los pacientes se quejan de haber padecido una larga historia de dolor la cual ha sido difícil de tratar y de aliviar sus síntomas. Para colmo, si la pulpa (más conocida como nervio) está involucrada, puede haber signos de pulpitis irreversible o de una necrosis con patología periapical; si la fisura se extiende a la superficie radicular, puede haber un defecto periodental.

En la mayoría de los casos, las fisuras no son diagnosticadas hasta que se presenta una serie de síntomas concretos o al identificar un gran defecto periodental. Como el diagnóstico puede ser tan difícil, un paciente con una pieza dental fisurada puede llegar a la consulta de un dentista tras haber padecido una larga historia de diagnósticos inciertos. Las piezas dentales fisuradas empiezan siendo pequeñas, pero van avanzando lentamente.

Si se diagnostican precozmente y se tratan correctamente, muchas fisuras pueden detenerse o al menos frenar su avance, previniendo la pérdida de la pieza dentaria. Si se sospecha la presencia de una fisura, deberían tomarse todas las medidas necesarias para confirmar la presencia de la misma, determinando el tipo de fisura y sometiéndose al tratamiento adecuado en cada caso.

¿Cuáles son las causas de estas fracturas?

No existe una sola razón para el padecimiento del sindrome del diente fisurado. Las causas más comunes son las siguientes:

  • Rechinar o apretar los dientes, ejerciéndoles una presión que da paso al desarrollo de la patología.
  • El crecimiento y colocación de los dientes puede ejercer demasiada presión sobre algunas piezas, causando la grieta del diente.
  • Dientes con grandes zonas mal reconstruidas.
  • Los dientes han sido sometidos a endodoncias o tratamientos de conductos previamente.

 

¿Qué tipo de fracturas existen?

Cuando hablamos de la confusión que rodea al tema del diente fisurado se da porque varios profesionales han sugerido una infinidad de términos inconsistentes para describir las fisuras dentarias, en función del grado en que la pulpa estaba comprometida, el grado de compromiso radicular o la extensión de la fisura.

Es muy importante que exista una claridad en el diagnóstico, puesto que la localización, dirección y extensión de las fisuras tienen gran importancia en el momento de la selección del tratamiento. Para que haya una uniformidad en el criterio de identificación vamos a distinguir los cinco tipos de fisuras conocidas:

  • Línea de grieta: Las lineas de grieta afectan únicamente al esmalte y muchas veces son confundidas con las fisuras, pero pueden ser diferenciadas por medio de la trasniluminación. Si el diente está fisurado, la luz quedará bloqueada por la fisura, permitiendo que sólo un segmento de la corona de ilumine. Si la pieza dentaria tan solo presenta una línea de grieta, la corona se iluminará por completo al realizar la trasniluminación.
  • Cúspide fracturada: Son las que pueden ser más fáciles de identificar y tratar. Su tratamiento también es el de mejor pronóstico, especialmente cuando la fisura no se extiende por debajo de la inserción gingival. Las pruebas de mordida revelarán un dolor inducido corto y punzante, especialmente al desaparecer la presión de la mordida. Al realizar percusión en algunos rebordes y cúspides seleccionados, se puede ayudar a identificar el área de la fisura. La pieza dentaria se trata mediante la eliminación de la cúspide afectada y restaurándola con una corona completa que cubra el margen fisurado. El tratamiento endodóntico solo se necesitará de forma excepcional cuando la fisura afecte a la cámara pulpar o que ha desencadenado en una pulpitis irreversible.
  • Diente fisurado: Los signos y síntomas de un diente fisurado varían bastante dependiendo de la progresión de la fisura. A menos que ésta se haya extendido hasta involucrar los tejidos pulpares o periodontales, puede ser imposible de distinguirla de una fractura cuspídea. Si detectamos una fisura, hay que realizar pruebas para conocer la movilidad de los segmentos para poder diferenciarla de un diente partido o una cúspide fracturada. Si la fisura ha progresado hasta involucrar al tejido pulpar o periodontal, el paciente puede experimentar una sensibilidad térmica que persiste aun con la eliminación del estímulo, o padecer un dolor espontáneo (puede ser severo) indicando una pulpitis irreversible o necrosis pulpal. Si se detecta la fisura, se deberá considerar proteger la pieza dentaria por medio de una banda o de una corona de protección antes de realizar el tratamiento endodóntico.
  • Diente partido: El diente partido posee fisuras que dividen completamente la pieza dentaria en dos segmentos diferentes. A menudo, el diente partido es el resultado de la progresión de un diente fisurado progresivamente en el tiempo. Los pacientes en general se quejan de un dolor acentuado en la masticación y de una gran sensibilidad en la mandíbula y en las encías. Es muy complicado que un diente fisurado se mantenga intacto; no obstante la posición y extensión de la fisura puede determinar su pronóstico y tratamiento. Un cabo que presenta gran movilidad  puede indicar que las superficies se encuentran divididas. En muchos de estos casos, el segmento más pequeño puede ser eliminado y el resto puede ser sustituido.
  • Fractura radicular vertical: Estas fracturas comienzan en la raíz, lo que hace que presenten signos y síntomas mínimos que, en general, no son detectados hasta que aparece una patología petiapical. Por ello, son muy difíciles de diagnosticas, y pueden mimetizarse con enfermedades periodentales, por lo que debemos tener mucho cuidado de no realizar un diagnostico incorrecto. El tratamiento recomendado es casi exclusivamente la extracción de la pieza o la remoción de la raíz fisurada.

 

¿Qué debemos hacer si se nos parte un diente?

  • Recoger el diente o el fragmento desprendido y lavarlo con agua.
  • Posteriormente, colocarlo en un vaso con leche. Es posibile que se puede adaptar de nuevo en su lugar con un adhesivo dental.
  • Hacer enjuague con agua tibia salada para prevenir las infecciones.
  • Tapar la cavidad donde se encontraba la pieza con una gasa para detener el sangrado, en caso de desprenderse por completo.
  • Colocar un paño frío donde se haya realizado la fractura para reducir la inflamación.
  • Evitar comer, o evitar masticar alimentos duros por el lado del diente roto.
  • Si la parte del diente no partido esta afilada, cubrirlo con cera dental o goma de mascar sin azúcar hasta ser visto por un profesional.
  • Acudir a un especialista para que nos indique la solución y tratamiento a seguir.
  • Tomar un analgésico para controlar el dolor.