Cepillarse los dientes y usar hilo dental cada día a veces no es suficiente para una buena limpieza bucodental. La forma irregular de los molares y sus ranuras profundas de la superficie facilitan la acumulación de restos de comida y bacterias, por lo que la caries puede aparecer aunque tengamos una correcta rutina de higiene dental.
Existe un modo de evitar esta situación mediante la aplicación de selladores dentales: una capa protectora que se adhiere a la superficie. Las ranuras o surcos de los molares y premolares son difíciles de limpiar y/o suelen ser más estrechos que la cerda de nuestro cepillo de dientes, por lo que los selladores dentales proporcionan una protección adicional para estas zonas, consiguiendo una superficie lisa.
¿Cómo actúan?
Tras las comidas quedan restos en nuestra boca que, junto con los ácidos, pueden generar caries. Los selladores actúan de barrera protectora contra estos factores.
¿Cuándo es conveniente sellar los dientes?
Es especialmente recomendable sellar los premolares y molares de los niños tras la aparición de los dientes permanentes (esto suele ocurrir entre los 6 y 12 años). Sin embargo, en ocasiones también se aconseja en adultos que disponen de surcos profundos y que les incrementa la probabilidad de obtener caries.
¿Cómo es su aplicación?
Es un proceso rápido, sencillo y completamente indoloro.
- Una vez esté el diente limpio y seco, se colocará una especie de gel sobre su superficie. Este actuará de pegamento entre el diente y el sellador.
- Se enjuaga y seca el diente para asegurar la fijación.
- Se aplica el sellador en los surcos del diente.
- Proyección de una luz azul especial durante aproximadamente 20 segundos para que se seque y endurezca.
¿Cuál es su duración?
Usualmente los selladores dentales duran entre 5 y 10 años. Durante las revisiones periódicas, se indicará si es necesario o no una repetición del tratamiento.
¿Es necesario algún cuidado tras este tratamiento?
No. Momentos después del sellado el paciente puede masticar con total normalidad y tranquilidad. Los selladores serán fijos y duros, por lo que no hay que temer a su caída o deformación.
Siempre se recomienda acudir a un especialista ante cualquier duda o problema que pueda preocuparnos en la boca. Una detención a tiempo, es una victoria.